La Guajira
Religión
Religión en La Guajira
En el siglo XVIII una partida de monjes capuchinos llegó decidida a cristianizar la península, puede que no hayan tenido gran éxito en las zonas más inhóspitas, pero en la Baja Guajira hoy en día el catolicismo goza de gran fervor. Después de los católicos llegaron los protestantes, contando en Manaure con su mayor número de adeptos. Así, son los alijuna, o los no wayuu, los que mayormente practican el cristianismo.
Por su parte, en el Caribe colombiano la presencia del islam se remonta desde tiempos de la colonia, pero por diferentes coyunturas históricas la presencia de pobladores de dicha confesión disminuyó dramáticamente. Solo hasta el primer tercio del siglo XX, y por los fuertes flujos migratorios, ésta comunidad cobró nuevamente fuerza: actualmente cerca de 14.000 musulmanes viven en Colombia, de estos un gran número asisten a la magnífica mezquita de Omar Ibn Al-Jattab, ubicada en La Guajira; su minarete de más de 30 metros de alto es visto desde muchos puntos de Maicao.
Mareywa es la deidad wayuu, el Ser supremo, ordenador y dinamizador. «Él manda el bien y los castiga cuando se comportan mal. Tiene un arma que funciona con descarga explosiva. No se sabe cómo es, no se ha visto nunca, como no se ha visto a Mareywa mismo», esta puede ser una pista de por qué los wayuu no tienen iconografías (pictóricas o líticas) para representar esta deidad de su rica cosmovisión.
La tierra (Mma en conjunción con Mareygua) ve nacer, sustenta y recibe de nuevo a los wayuus en su último aliento, su conexión con la tierra es sumamente sagrada, al igual que con la mayoría de animales considerados sus hermanos protectores: cada tribu wayuu tiene asignado un tótem. Te interesaría saber que Palankai es el dios del Mar, Pulowi (mujer) el viento seco y sequía; Jepiresh el dios de los vientos, Iwa la primavera, Juyá, es hombre, lluvia; la comunicación con estas deidades se da muchas veces a través de la música: golpe de tambores o con instrumentos de viento. Dicho todo lo anterior, podrás entender que, en lo que respecta a la visión espiritual, hay una relación orgánica entre el resto de seres vivientes, lo sobrenatural y los quehaceres del wayuu.